Page 31 - Marciano Vete A Casa - Fredric Brown
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–Amigo, ¿dónde estuvo anoche? ¿Solo en el desierto, sin
aparato de radio ni televisión? Tenemos un millón de ellos.
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El camarero estaba equivocado. Se calculó más tarde que
llegaron unos mil millones de marcianos, todo lo exacta‐
mente que era posible contarlos. Más o menos, uno por
cada tres seres humanos, hombres, mujeres o niños.
Cerca de sesenta millones sólo en Estados Unidos, y un
número equivalente en proporción a la población en todos
lo demás países del mundo. Todos aparecieron, según
pudo determinarse, en el mismo instante en todas partes.
En el huso horario del Pacífico, fue a las 8:14 de la tarde. En
otros husos horarios, a otras horas. En Nueva York fue tres
horas más tarde, a las 11:14 de la noche, a la salida de los
teatros y cuando los clubs nocturnos empezaban a ani‐
marse. (Se animaron mucho más tras la llegada de los mar‐
cianos.) En Londres fue a las 4:14 de la madrugada, pero la
gente se despertó en el acto por obra y gracia de los mar‐
cianos. En Moscú eran las 7:14 de la mañana, cuando sus
habitantes se disponían a marcharse al trabajo, y el hecho
de que muchos de ellos fueran a trabajar demuestra su va‐
lor. O quizás es que temían más al kremlin que a los mar‐
cianos. En Tokio eran las 13:14 horas, y en Honolulu las
6:14 de la tarde.
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