Page 33 - Marciano Vete A Casa - Fredric Brown
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Otras personas, por el contrario, trataron de darles la
bienvenida y mostrarse amistosos. Con éstos, los marcia‐
nos fueron mucha más insultantes.
Pero, en cualquier parte donde llegaron, y fuera cual
fuese el modo en que los recibieron, decir que causaron di‐
ficultades y sembraron la confusión es decir poco.
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Tomemos, por ejemplo, la triste cadena de acontecimien‐
tos que tuvieron lugar en la emisora de televisión KVAK,
de Chicago. No es que lo que ocurrió fuese básicamente
distinto de lo sucedido en el resto de emisoras de televi‐
sión, pero no podemos estar en todas partes.
Era un programa literario y muy espectacular. Richard
Bretaine, el más renombrado intérprete de Shakespeare en
todo el mundo, representaba una versión condensada para
televisión de Romeo y Julieta, con Helen Ferguson como
primera actriz.
La grabación empezó a las diez en punto, y catorce minu‐
tos después ya había llegado a la escena del balcón en el
acto segundo. Julieta acababa de aparecer en el balcón, y
Romeo, en el jardín, declamó sonoramente el más famoso
de todos los discursos románticos.
Pero, ¡oh!, ¿qué luz es aquélla en lejana ventana?
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