Page 419 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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suelo de piedra, aquella cosa en lo alto de la escalera

            abrió las alas.

                Cuatro  crujientes  concertinas  de  materia  negra  se


            extendieron desde la espalda de la criatura, y de nuevo,

            y  otra  vez,  encontrando  su  posición,  abanicando  y

            extendiéndose  en  vastos  dobleces  de  carne  gruesa  y


            moteada,  aumentando  hasta  alcanzar  un  tamaño

            imposible  en  una  explosión  de  patrones  orgánicos,


            como  una  bandera  desarrollándose,  abriendo  los

            puños cerrados.

                El  ser  inspiró  y  extendió  aquellas  alas  colosales,


            carnosos  e  inmensos  pliegues  de  cuero  rígido  que

            parecían  abarcar  todo  el  lugar.  Eran  irregulares,  de


            forma caótica, como una espiral aleatoria y fluida; pero

            su simetría era perfecta, como la mancha derramada o

            los patrones de pintura en un papel plegado.


                Y en aquellos grandes paneles lisos había manchas

            oscuras,  toscos  patrones  que  parecían  parpadear

            mientras Lublamai los miraba y Teparadós trataba de


            alcanzar la puerta, aullando. Los colores eran los de la

            medianoche,  sepulcrales,  negro  azulados,  pardos,

            negros,  rojizos.  Y  entonces  las  figuras  se  movieron,


            desplazándose las sombras como amebas en una lupa,

            como el aceite sobre el agua. Los patrones a izquierda


            y  derecha  seguían  concordando,  moviéndose  al

            unísono, hipnóticos y pesados, cada vez más rápidos.




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