Page 501 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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mismo  del  río.  Estaban  rodeados  por  un  grupo  de

            compañeros como protección. A toda prisa, sacaron los

            mosquetes  de  precisión  que  portaban  a  la  espalda.


            Cada agente disponía de dos, cargados y preparados

            con  pólvora;  dejaron  uno  a  su  lado.  Moviéndose  sin

            detenerse un instante, observaron la miasma de humo


            gris. Un oficial con las peculiares charreteras plateadas

            de  un  capitán  taumaturgo  se  situó  a  su  lado,


            murmurando  de  forma  rápida  e  inaudible  con  voz

            apagada. Tocó las sienes de cada tirador y apartó las

            manos.


                Tras sus máscaras, la visión de los hombres se aguó,

            se aclaró, y de repente se percibieron registros de luz y


            radiación que hacían el humo virtualmente invisible.

                Todos conocían a la perfección la forma corporal y el

            patrón de movimiento de sus objetivos. Los tiradores


            apuntaron rápidamente a través de la nube de humo y

            vieron a sus presas, conferenciando, con la boca y la

            nariz  cubiertas  por  paños  húmedos.  Se  produjo  un


            rápido chasquido, el de tres disparos casi simultáneos.

                Dos de los vodyanoi cayeron. El tercero miró a su

            alrededor  aterrado,  mas  no  veía  otra  cosa  que  las


            volutas del violento gas. Corrió hacia el agua que lo

            rodeaba, tomó un puñado y comenzó a canturrearle,


            moviendo las manos rápidamente con pases esotéricos.

            Uno  de  los  tiradores  en  la  orilla  arrojó  su  rifle




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