Page 364 - Kraken - China Mieville
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cabeza.




                    Pese  a  la  desilusión,  aquel  término  policial


             siempre  le  sugería  la  sombra  de  un  hechizo.  De


             camino  a  sus  encuentros  con  soplones  ella



             susurraba  «Hocico»  por  lo  bajo.  Disfrutaba


             pronunciando la palabra. Le encantaba cuando se


             encontraba o invocaba presencias, como hacía en


             ocasiones, que realmente merecían el apelativo.




                    Se  encontraba  en  un  pub  de  maderos.  Había


             incontables  pubs  de  maderos,  cada  uno  con  su


             propio  ambiente  y  clientela  mínimamente


             diferenciados.  Este,  el  Hombre  de  Jengibre,



             conocido  entre  muchos  como  «El  Cabrón  de  las


             Nueces               Picantes»,                era         frecuentado                   muy


             particularmente por la gente de la UDFS y otros


             oficiales cuyo trabajo les obligaba a lidiar con las


             leyes de la física menos tradicionales de Londres.




                    —Pues he estado charlando con mis hocicos —


             repitió  Collingswood—.  Todo  el  mundo  está


             flipando. Nadie duerme bien por las noches.




                    Estaba  sentada  en  un  reservado  para


             cerveceros enfrente de Darius, un tipo que conocía


             un poco de la brigada de trucos sucios, una de las


             subunidades  especializadas  que  ocasionalmente



             iban  equipadas  con  balas  de  plata  y  balas  con


                                                                                                          363
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