Page 118 - El hombre ilustrado - Ray Bradbury
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—¿Quién pudo dormir? ¿Quién? ¿Cuándo?
¿Cuántas noches sin sueño? ¡Treinta noches!
¡Treinta días! ¿Quién puede dormir mientras la
lluvia le rebota a uno en el cráneo? No sé qué daría
por un sombrero. Cualquier cosa, con tal de que la
lluvia dejara de golpearme. Me duele la cabeza.
Continuamente.
—Lamento haber venido a la China —dijo otro.
—Nunca oí que Venus se llamase la China.
—Sí, la China. La hidroterapia china. ¿No recuerdas
aquella antigua tortura? Te atan contra un muro.
Cada media hora te cae una gota en la cabeza. Te
vuelves loco esperando la próxima gota. Bueno, lo
mismo pasa en Venus, sólo que en gran escala. No
hemos nacido para vivir en el agua. No se puede
dormir, no se puede respirar, y uno se vuelve loco
al sentirse empapado. Si hubiésemos podido prever
ese accidente, hubiéramos traído impermeables y
sombreros. Lo peor es esta lluvia que te golpea la
cabeza. Es tan pesada. Es como un cañonazo. No sé
si podré aguantarlo mucho tiempo.
—Oh, ¡si encontráramos una cúpula solar! El
hombre que inventó esas cúpulas tuvo una buena
idea.
Los hombres atravesaban el río, y pensaban,
mientras tanto, en la cúpula solar que estaba en
alguna parte, ante ellos. Una cúpula
resplandeciente bajo la lluvia selvática. Una casa
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