Page 125 - El hombre ilustrado - Ray Bradbury
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hiedras, enredaderas y hasta flores para el hombre
muerto.
A lo lejos, la tormenta corrió sobre relámpagos
azules, y desapareció.
Los hombres cruzaron un río, y un arroyo, y un
torrente, y otros doce ríos, y más torrentes y
arroyos. Nuevos ríos nacían continuamente ante
sus ojos, y los viejos ríos alteraban su curso… Ríos
del color del mercurio, ríos del color de la plata y la
leche.
Los ríos corrían hacia el mar.
El mar Único. En Venus sólo había un continente.
Una tierra de cuatro mil kilómetros de largo por mil
kilómetros de ancho, y alrededor de esta isla, sobre
el resto del lluvioso planeta, se extendía el mar
Único. El mar Único, que golpeaba levemente las
costas pálidas…
—Por aquí. —El teniente señaló el sur—. Podría
asegurar que allá hay dos cúpulas solares.
—¿Ya que empezaron por qué no construyeron cien
cúpulas más?
—Hay ciento veinte cúpulas, ¿no?
—Ciento veintiséis, hasta el mes pasado. Hace un
año trataron de que el Congreso votara una ley para
construir otras dos docenas; pero, oh, no, ya
conocen la musiquita. Prefirieron que la lluvia
enloqueciera a algunos hombres.
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