Page 126 - El hombre ilustrado - Ray Bradbury
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Partieron hacia el sur.
El teniente y Simmons y el tercer hombre, Pickard,
caminaron bajo la lluvia, bajo la lluvia que caía
pesadamente y dulcemente, bajo la lluvia torrencial
e incesante que caía a martillazos sobre la tierra y el
mar y los hombres en marcha.
Simmons fue el primero en verla.
—¡Allá está!
—¿Qué?
—¡La cúpula solar!
El teniente parpadeó sacándose el agua de los ojos,
y alzó las manos para protegerse de las mordeduras
de la lluvia.
A lo lejos, a orillas de la selva, junto al océano, se
veía un resplandor amarillo. Se trataba,
indudablemente, de una cúpula solar.
Los hombres se sonrieron.
—Parece que tenía razón, teniente.
—Suerte.
—Oigan, al verla me siento otra vez lleno de vida.
—¡Vamos! ¡El último en llegar es un hijo de perra!
Simmons comenzó a trotar. Los otros lo siguieron
automáticamente, sin aliento, cansados, pero sin
dejar de correr.
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