Page 131 - El hombre ilustrado - Ray Bradbury
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—¿Cúpula solar? ¡Miren ésta! ¿Y si todas las
cúpulas de Venus estuviesen así, eh? ¿Y si hubiese
agujeros en todos los techos? ¿Y si entrara la lluvia
en todas las cúpulas?
—Tenemos que correr ese riesgo.
—Estoy cansado de correr riesgos. Sólo quiero un
techo y un poco de descanso. Que me dejen en paz.
—Llegaremos dentro de ocho horas, si aguanta
hasta entonces.
—No se preocupen. Aguantaré muy bien —dijo
Pickard y se echó a reír sin mirar a sus compañeros.
—Comamos —dijo Simmons, observándolo.
Caminaron por la costa, siempre hacia el sur. A las
cuatro horas tuvieron que internarse en la selva
para evitar un río de más de un kilómetro de ancho,
y de aguas demasiado rápidas. Recorrieron unos
ocho kilómetros y llegaron a un sitio en que el río
surgía abruptamente de la tierra, como de una
herida mortal. Volvieron al océano bajo la lluvia.
—Tengo que dormir —dijo Pickard al fin. Se
derrumbó—. No he dormido en cuatro semanas.
He probado, pero no puedo. Durmamos aquí.
El cielo estaba oscureciéndose. Caía la noche en
Venus, una noche tan negra que todo movimiento
parecía peligroso. Simmons y el teniente cayeron
también de rodillas.
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