Page 135 - El hombre ilustrado - Ray Bradbury
P. 135
El teniente volvió a iluminar aquel rostro inmóvil.
De la nariz de Pickard salía un sonido húmedo.
—¡Pickard! —El teniente lo abofeteó.
—No puede sentirlo —dijo Simmons—. Unos
pocos días bajo esta lluvia y uno ya no tiene ni cara
ni piernas ni manos.
El teniente se miró horrorizado la mano. No la
sentía.
—Pero no podemos dejarlo aquí.
—Le enseñaré qué podemos hacer. Simmons
disparó su arma.
Pickard cayó en un charco.
—No se mueva, teniente —dijo Simmons—. Tengo
el arma cargada. Reflexione. Pickard se hubiese
quedado ahí, de pie o sentado, hasta ahogarse. Esto
es más rápido.
El teniente miró parpadeando el cuerpo de Pickard.
—Pero usted lo mató.
—Sí, porque se hubiese convertido en una carga, y
hubiese terminado con nosotros. ¿Le vio la cara?
Estaba loco.
Pasó un rato, y al fin el teniente asintió.
—Bueno.
Los dos hombres volvieron a caminar bajo la lluvia.
134

