Page 148 - El hombre ilustrado - Ray Bradbury
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—¿Cuándo volverás a salir?
—Aún no lo he decidido. Lo pensaré.
Siempre lo pensaba. En aquellos días no abundaban
los pilotos de cohetes y papá podía elegir el trabajo,
podía trabajar en cualquier momento. Cuando
llevaba tres noches en casa, papá buscaba y elegía
entre varias estrellas.
—Vamos —dijo mamá—. Volvamos a casa.
Llegamos temprano. Quise que papá se pusiese el
uniforme. No debí pedírselo —mamá se
entristecía—, pero no pude dominarme. Insistí
varias veces, aunque papá siempre se negaba.
Nunca lo había visto vestido de uniforme. Al fin
papá dijo:
—Oh, bueno.
Esperamos en el vestíbulo mientras papá subía en
el tubo neumático. Mamá me miró con ojos
extraviados, como si no pudiese creer que yo fuese
su propio hijo. Aparté la vista.
—Lo siento —dije.
—No estás ayudándome —me dijo mamá—. Nada.
Un instante después se sintió el silbido del tubo
neumático.
—Aquí estoy —dijo papá, serenamente.
Lo miramos. Se había puesto el uniforme.
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