Page 157 - El hombre ilustrado - Ray Bradbury
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Salí y me senté con él.
Nos hamacamos un rato. Y al fin le pregunté:
—¿De cuántos modos se puede morir en el espacio?
—De un millón de modos.
—Dime algunos.
—Los meteoritos. El aire se escapa del cohete. Un
cometa que te arrastra. Un golpe. La falta de
oxígeno. Una explosión. La fuerza centrífuga. La
aceleración. El calor, el frío, el Sol, la Luna, las
estrellas, los planetas, los asteroides, los
planetoides, las radiaciones.
—¿Y dónde te entierran?
—No te encuentran nunca.
—¿A dónde vas entonces?
—Muy lejos. A un billón de kilómetros de distancia.
Tumbas errantes. Así las llaman. Te conviertes en
un meteoro o en un planetoide, y viajas para
siempre a través del espacio.
No dije nada.
—Hay algo rápido en el espacio —dijo papá—. La
muerte. Llega pronto. No se la espera. Casi nunca
te das cuenta. Estás muerto, y eso es todo.
Subimos a acostarnos.
Era la mañana.
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