Page 163 - El hombre ilustrado - Ray Bradbury
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Marte,  tenemos  que  admitir  también  la  posible


           existencia de pecados irreconocibles.



           —Si no hay mala intención, no puede haber pecado,


           ni  castigo,  ni  arrepentimiento.  Son  palabras  del

           Señor —dijo el padre Stone.



           —En la Tierra, sí. Pero quizá los pecados marcianos


           puedan  llevar  el  mal  al  subconsciente,  en  forma


           telepática,  dejando  la  conciencia  en  libertad  de


           acción,  ¡aparentemente  sin  malicia!  ¿Qué  pasa,

           entonces?



           —¿Qué pecados nuevos podrían existir?



           El padre Peregrine se había inclinado pesadamente


           hacia adelante.



           —Adán, solo, no pecó. Añádale Eva, y añada usted

           la  tentación.  Añada  un  segundo  hombre,  y  ya  es


           posible el adulterio. Con la adición del sexo y otros


           seres humanos, se añade el pecado. Si los hombres


           no tuviesen brazos, no podrían estrangular a nadie

           con los dedos. No existiría entonces ese pecado de


           asesinato. Añádales manos y aparece la posibilidad


           de una nueva violencia. Las amebas no pecan. Se


           reproducen  por  división  celular.  No  desean  la

           mujer del prójimo, ni se matan entre sí. Añádales a


           las amebas sexo, piernas y brazos y tendrá usted


           crímenes y adulterios. Añada o saque un brazo y


           una pierna a una persona, y añadirá o suprimirá un

           mal  posible.  Si  hay  en  Marte  otros  cinco  nuevos


           sentidos,  órganos,  miembros  invisibles  que  no





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