Page 165 - El hombre ilustrado - Ray Bradbury
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—Padre Peregrine, usted capitaneará a los
misioneros con el padre Stone como ayudante. Al
elegirlo a usted para esta importante tarea he visto
que mis motivos son deplorablemente oscuros.
Pero su folleto sobre los pecados planetarios no ha
dejado de tener sus lectores. Es usted un hombre
flexible. Y Marte es como un armario sucio del que
nadie se preocupó durante miles de años. Los
pecados se han acumulado allí como en un almacén
de antigüedades. Marte tiene el doble de la edad de
la Tierra, y tiene también el doble de noches de
sábados, de despachos de bebidas, y de ojos
clavados en mujeres desnudas como focas blancas.
Cuando abramos ese armario cerrado, todo eso
caerá sobre nosotros. Necesitamos un hombre
rápido y flexible, alguien que sepa esquivar el
golpe. Un hombre demasiado dogmático se
rompería en dos. Me parece que usted resistirá
bien. Padre, puede comenzar.
El obispo y los padres se arrodillaron.
Se sucedieron las bendiciones, y rociaron el cohete
con agua bendita. El obispo, incorporándose, se
dirigió a los padres:
—Vais a preparar a los marcianos para que ellos
puedan recibir la Verdad. Sé que Dios os acompaña.
Os deseo a todos un viaje bien meditado.
Pasaron ante el obispo, los veinte hombres, con un
susurro de sotanas. Todos pusieron las manos entre
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