Page 196 - Arcana Mundi - Elizabeth Bear
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músculo de los gemelos… pero el dedo aún sobresalía a
ambos lados del anillo. Los kilos no la abandonaban.
A veces se le hinchaban las manos al correr y el dedo del
anillo de boda se le inflamaba y se ponía rojo y tirante como
una salchicha. Como por el picotazo de una abeja. Lo
mantenía levantado y le ponía hielo hasta que se le pasaba
la inflamación.
Lo intentó con jabón, con aceite de oliva, calentándolo
con agua del grifo para expandir el metal.
De nada le sirvió.
Hay noches que parecen un regalo, en las que todo es
como antes. Noches en que juegan al rummy con la televisión
puesta y él le enseña sus nuevas poesías. Noches en que él
le besa el cuello detrás de la oreja y le pasa la mano por el
pelo.
Sentía que estaba traicionando sus ideales feministas al
preocuparse tanto por el tamaño de su cuerpo. Se dijo que
no estaba perdiendo peso, que estaba ganando salud.
Hizo dieta, sin mucha constancia. A buen seguro que
correr bastaría.
No bastaba. El anillo seguía ahí.

