Page 199 - Arcana Mundi - Elizabeth Bear
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Y también con pesadez, sin duda, no con las ligeras y
rápidas zancadas que podía dar cuando era más joven.
Antes del matrimonio, antes del divorcio. Pero vaciló ante
una enmarañada cerca provisional y dio unos lentos pasos
de un lado a otro.
Se erguía al borde de un ancho barranco, lo bastante
escarpado como para que la idea de descolgarse por ahí
resultase descorazonadora. Había sin embargo un camino
de arena que descendía hasta sus profundidades, en
dirección al agua. Las dos torrenteras del arroyo se
zambullían en una uve de la cual no podía ver el fondo
porque estaba oscurecido por pliegues erosionados.
Los cuervos se arremolinaron en torno a ella como un
río lleno de hojas negras que se precipitara hacia el mar.
Dagmar los vio reconocer el terreno despeñadero abajo,
adentrarse en el cañón. Se oyó el eco de sus voces como si la
llamaran, o como si se burlaran de sus miembros pesados e
incapaces de volar.
Buscó a tientas el teléfono en el bolsillo. Presente.
Muy bien. Si se rompía una pierna… podría llamar a un
equipo de rescate.
Si se abría la cabeza…

