Page 202 - Arcana Mundi - Elizabeth Bear
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                «Mírate»,  dice  él.  «¿Cuándo  fue  la  última  vez  que

         moviste el culo?».



                Quizá no fácil para ella, cuanto menos. Creía estar ya


         cerca de terminar la bajada cuando oyó el golpeteo de unos

         pasos suaves detrás de ella y una voz queda que advertía:

         «¡Llegando!».



                Se echó hacia el interior del camino tanto como pudo —

         haciendo como si realmente hubiera una parte interior— y


         se puso de lado. Un hombre joven, delgado y musculoso,

         con un traje de neopreno hasta la altura de la rodilla bajaba

         corriendo descalzo y con una tabla de surf al hombro por el

         mismo  camino  que  ella  había  atravesado  tan  lenta  y


         dolorosamente. Dagmar parpadeó, pero él no desapareció.

         Chispas de luz centelleaban de su pelo casi rapado, mientras

         que ella seguía sintiendo el frío de la niebla en el cuello.



                —Lo siento —dijo Dagmar, sin poder evitarlo.



                Pero él contestó:




                —No pasa nada, si sobra espacio —y pasó con ligereza

         sin que le rozara ni un hombro. Continuó dando saltos de

         un  punto  de  apoyo  a  otro  hasta  que  desapareció  en  un

         tortuoso pasaje entre afloramientos de arenisca.



                —He aquí mi sentido de la ineptitud —dijo Dagmar con
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