Page 47 - Arcana Mundi - Elizabeth Bear
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         capa bajo la que se arrebujaba podría llamarse gris, pero eso

         era  como  mucho  una  aproximación.  Más  que  de  gris  se


         componía de retazos de marrón grisáceo, tostados, grises y

         platas, con trozos de lana tejidos a mano y de pelo de conejo

         y zorro cosidos unos con otros, de modo que la bruja parecía

         una roca de granito cubierta de liquen.



                La bruja dejaba ver unos dientes mellados con manchas


         de té cuando sonreía. Nunca estaba segura.



                —Escríbeme un hechizo de amor —dijo.



                —La tinta es demasiado fina —respondió Nilufer—. La

         tinta es demasiado fina para el papel. Se correrá.



                —La calidad del papel es irrelevante para tu propósito

         —dijo la bruja—. Has de usar las herramientas que tengas a


         mano lo mejor que sepas, pues así es como edificarás tu vida,

         alteza.



                Nilufer no regresó a la ventana ni a su caballete, aunque

         el sol había rebasado ya las cumbres a su espalda y una luz


         oblicua teñía el valle.


                —No quiero hacer un hechizo. No hay hombre que me


         interese que me ame, anciana.



                La bruja hizo un ruido grosero y se volvió hacia el fuego,
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