Page 108 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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le hubieran crecido extraordinariamente, largos y
vulnerables. Así que prefirió mirarse las manos.
Las paredes de vidrio se oscurecieron durante
un trecho: al otro lado del cristal, al que se ceñía es‐
trechamente, había roca. Al cabo de un rato emer‐
gió otra vez a la luz; era que acababa de atravesar
el techo de piedra. Alzándose a pulso cuando llegó
a la salida del tubo, se halló sobre la losa de piedra
rosada.
Knossos había desaparecido. Por allí desembo‐
caban tubos de cristal, pero Denise estaba abajo pa‐
ra vigilarlos. Numerosas aberturas daban acceso a
las galerías excavadas en las columnas. Al otro la‐
do, la losa de piedra que cerraba la base del obelis‐
co acabado en una cúpula acebollada estaba abierta
como la entrada de la cueva de Alí Baba. ¿Estaría
Knossos dentro del minarete, trepando hacia arri‐
ba? Sean alzó la mirada.
Un movimiento en lo alto de la otra erección (la
gran hoja de agave pétrea) atrajo su atención.
Aquella hoja de piedra tenía en su base el grueso
de un roble. En su cenit, donde se arqueaba en el
aire y se estrechaba, trepaba el personaje desnudo
que habían visto antes. Hacía equilibrios sobre una
pierna, con los brazos por encima de la cabeza, en
lo alto de aquel delgado puente a ninguna parte,
tambaleándose un poco: parecía un volatinero. ¡Tal
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