Page 123 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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xión. ¿O tal vez era..., miedo? ¿Miedo a merecer un
honor similar?
—Daremos caza a ese maldito unicornio —
aseguró Sean, sin escucharle—. Acabaremos con él.
Es una bestia peligrosa.
—¡Pero si es inocente! —protestó Jerónimo,
bonachón—. Ha sido sólo un instrumento en ma‐
nos de Él.
Era imposible adivinar si hablaba en serio o
con sarcasmo.
—Mató a Denise, así que le daremos caza.
Obedeceremos a Knossos al pie de la letra: vamos a
perseguir el peligro. ¡En marcha, antes de que se
aleje demasiado!
—¿Y qué hacemos con Denise? ¿Ha de quedar‐
se aquí, de pasto para las hienas? —dijo Muthoni
apretando los puños—. ¡Pero qué hienas! Aquí no
hay carnívoros.
—Mira —señaló Jerónimo—. Mira antes de sal‐
tar.
Un grupo de hombres había aparecido en la
cima de la colina y se apresuraba cuanto podía,
aunque iban echando los bofes, puesto que trans‐
portaban entre todos unas gigantescas valvas de
ostra semiabiertas. El alcaudón batía las alas delan‐
te de ellos y guiaba a la cuadrilla con sus gritos. Sin
hacer caso de Sean ni de Muthoai, se posó en el pe‐
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