Page 160 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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—Tal vez allá abajo, en aquellas... fábricas.
Las cocinas del Infierno, recordó... En cuyas
calderas se hierve a la gente.
¡Aunque se hubiese estropeado el tridente, con
él aún podía defender a sus amigos! Pero, en reali‐
dad, no deseaba tener el tridente en sus manos. Se
parecía demasiado a la escoba que utilizaba el
aprendiz de brujo...
—Dime una cosa, Jerónimo —inquirió Sean—.
Si existe en el Edén un Dios de forma humana,
¿existe en el Infierno el Diablo correspondiente?
Jerónimo sonrió débilmente.
—Siempre persiguiendo otra cosa, ¿verdad?
Buscas a alguien que posea la clave de todo esto.
Aún no se ha cumplido tu plazo, amigo. Eres un
recién llegado.
—Pero he ascendido. Tengo la negreza. ¿Con
qué motivo?
(Muthoni le lanzó a Sean una ojeada de envi‐
dia.)
—No lo sé. Quizá le repugne todo eso, y quiera
derrotar al Infierno para plantar su Jardín en todas
partes. Pero ignoro cómo conseguiría que se hiciese
la luz. ¿Tal vez haciendo que el planeta gire sobre
su eje? Sería grande, ¿verdad?, un Dios capaz de
detener un mundo o de hacer que dé vueltas.
Adiós a la ley de conservación del movimiento.
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