Page 165 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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—Por  falta  de  fuego  no  quedará  —dijo  Mu‐

               thoni,  y  exclamó—:  ¡Eh!  ¿Por  qué  nos  encamina‐

               mos a ese puente? Hay mucho gentío ahí. Yo vine


               por  el  otro  lado.  Había  una  especie  de...  cocina.

               ¡Por Dios, no! No tengo ganas de volver a ver aque‐

               llo.


                      Con aire ausente, empezó a desplumar el ave.

                      —¿Qué tenía de malo esa cocina? —le pregun‐

               tó Sean.


                      —Lo  que  cocinaban.  Guisaban  a  la  gente.  Pe‐

               dazos vivos de personas descuartizadas.


                      Jerónimo daba alaridos de hilaridad.



                      El  puente  y  el  camino  real  parecían  infran‐


               queables. Aunque de vez en cuando caía alguno y

               se  salvaba  a  nado  hacia  la  orilla,  no  disminuía  el

               número  de  combatientes  enfrentados,  porgue  los


               nadadores únicamente salían para retornar a toda

               prisa y ponerse a la cola de los luchadores. Los in‐

               dividuos de esas dos multitudes habían perdido su


               individualidad. No podían hacer otra cosa sino en‐

               golfarse  en  el  seno  de  sus  respectivos  grupos.  La


               batalla del puente más bien parecía un espectáculo

               deportivo‐grotesco.

                      —¡Vaya  una  contienda  estúpida!  —exclamó


               Muthoni—. Si tan mal están los que quieren salir,

               ¿por qué hay tantos que quieren entrar? ¿O es que


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