Page 166 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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la  situación  es  tan  infernal  en  ambos  lados  que

               cualquier cambio se les antoja una mejora?

                      Sin darse cuenta, ella misma saltaba de un pie a


               otro  para  aliviar  el  ardor  de  las  plantas,  como  no

               dejó de observar Denise con alguna acidez.

                      —A  lo  mejor  es  que  no  recuerdan  cómo  esta‐


               ban  minutos  antes,  o  pocas  horas  antes.  A  mí  no

               me  importaría  volver  al  erial  helado  para  refres‐

               carme  un  poco,  ¡si  no  fuese  porque  recuerdo  el


               condenado frío que hace allí!

                      —¿De  veras  recuerdas  cómo  estabas  hace  un


               par de horas? —arrugó la nariz Muthoni.

                      —Merde.

                      Denise pasó rápida revista a su traje de cieno,


               ya  seco,  y  a  sus  tirabuzones  que  ahora  parecían

               cuerdas  de  color  pardo.  Bajó  por  el  ribazo  y  tras


               probar el agua se metió entera para lavarse.

                      Atraído por el chapoteo, uno de los nadadores

               desbancados se dirigió hacia ella, como si la parte


               del río en donde estaba fuese particularmente en‐

               vidiable; pero cuando se halló cerca de la orilla, la

               atracción del puente pudo más.


                      —¡Vas a perder tu puesto! —le advirtió a Deni‐

               se en tono de incertidumbre, ante el hecho de que

               ella estaba perdiendo el tiempo allí mientras él sen‐


               tía el tirón de su querencia hacia el camino.




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