Page 174 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
P. 174

—¿Necesitaréis                    armas            o       corazas?              —

               interrumpió el herrero con impaciencia.

                      —Sólo queremos asar este bicho aquí en tu fra‐


               gua —contestó Muthoni.

                      La máquina emitió varios ruidos y luego dijo:

                      —Lo  permitiré,  si  cada  uno  de  vosotros  me


               contesta a una pregunta.

                      —¿Y  si  equivocamos  la  contestación?  —

               preguntó Denise, recelosa.


                      —¡No  podéis  equivocar  la  respuesta!  Una  con‐

               testación es una contestación y no puede dejar de


               serlo —replicó la máquina, martilleando furia luna

               el metal candente.

                      —Podría  ocurrírsete  preguntarnos  cosas  a  las


               que no supiéramos qué contestar, como por ejem‐

               plo, cuál es el nombre de esta pobre mujer, o cuál


               es el tuyo, pongamos por caso, o cuánto mide un

               trozo de cuerda.

                      —¿Por qué buscas excusas para no contestar?


                      Sean dio una palmada de regocijo.

                      —Yo  contestaré  a  eso.  Porque  no  queremos

               vernos atrapados en una paradoja lógica. ¡He aquí


               la  contestación  a  tu  primera  pregunta!  Te  quedan

               dos.

                      La máquina emitió zumbidos y crujidos metá‐


               licos, como si se dispusiera a emitir un listado por

               su rejilla, aunque hubiera tenido que ser un listado

                                                           174
   169   170   171   172   173   174   175   176   177   178   179