Page 177 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
P. 177
—No. Escúchame a mí. Tú tienes acceso pleno
e instantáneo a todos tus circuitos, ¿no es cierto?
¿Puedes explorar inmediatamente todo tu ser?
—Es ella quien debe contestar, y no tú, si es
que queréis quemar ese cadáver.
—Lógica hasta el final —comentó Muthoni—.
Aunque la maldita lógica no sirva para nada.
Miró a Sean, que le apuntaba palabras, y resu‐
mió con audacia:
—¿Qué se siente al estar vivo? Es aquello que
no se siente hasta que dejas de estarlo. Entonces,
mejor dicho, ya no tienes conocimiento de ello. Es
el aire que respiras. Es el agua en donde se mueve
el pez. Es el medio necesario.
Sean le hizo una seña con la cabeza para ani‐
marla a proseguir.
—Es el medio de las sensaciones, ¡oh, máquina!
Tú estás viva ya, sólo que no lo sabes. ¿Por qué no
desconectas una parte de tus circuitos... olvidas
una parte de ti misma? O mejor, reprográmate a ti
misma de manera que se inhiba la posibilidad de
conocer más que un determinado porcentaje de ti
misma en cada momento dado, entonces serás co‐
mo un humano. Tendrás algo que buscar dentro de
ti misma.
—¿Inhibir parte de mis circuitos? ¿Conocer
menos, para conocer más? —La máquina consideró
177

