Page 217 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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En parte, las blanquecinas columnas parecían
unas piernas de piedra con rodillas y muslos bien
definidos y, en parte, troncos de árbol fosilizados
cuyas ramas se elevaban para sustentar un cuerpo
en forma de huevo. Aquellas piernas arborescentes
se alzaban, como mástiles deformes, de las cubier‐
tas de dos barcas de madera aprisionadas por el
hielo de una laguna oscura y congelada: una ano‐
malía gélida en medio del desierto ardiente.
El «huevo» de piedra que era el cuerpo estaba
roto por detrás; de la abertura salía luz de alguna
linterna, y dentro se advertía un movimiento de
gente. Sobre la entrada, una bandera en la que
campeaba la divisa de una gaita color rosa sobre
fondo blanco. A esa entrada se llegaba por medio
de una larga escalerilla cuya base también estaba
aprisionada por el hielo. Arriba montaba la guardia
una valiente máquina que era en parte una ballesta;
un individuo, no obstante, trepaba a toda prisa por
la escalerilla con una flecha clavada en la nalga
desnuda. Esta persona se alzó a pulso sobre el bor‐
de de la cáscara de huevo, en cuyo interior se dejó
caer.
Por el otro extremo del cuerpo ovoide asomaba
una enorme cabeza de piedra. El rostro petrificado
miraba por sobre el lago helado. En vez de sombre‐
ro llevaba una delgada piedra de molino, y encima
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