Page 232 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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La música de gaita entraba por la chimenea y
unas cuantas parejas se animaron a iniciar una rús‐
tica danza.
Sean saboreó el vino, Bastó un sorbo para echar
a rodar todos sus sentidos. Su garganta le exigía
más. Bebió a grandes tragos, e instantes después se
halló de pareja con la maritornes en una vigorosa
refriega cuerpo a cuerpo por todo el local, Denise y
Muthoni también tenían compañía. A nadie parecía
molestarles sus heridas o tus calvas; Denise no
echaba en falta el dedo del pie. Pronto las parejas
se fundieron en una fila que bailaba alrededor de
las mesas, achuchándose y empujándose mutua‐
mente, hasta que todos cayeron sobre los bancos o
el suelo. Unos copulaban sin disimulo, y otros se
escondieron debajo de las mesas. Se alzaron voces
exigiendo música más movida y vino más fuerte.
A Sean le zumbaba la cabeza. No veía, cómo
pudiera estar en ninguna otra parte, nunca más.
Pero ¿por qué se hallaba tumbado en el suelo?
Unos labios desconocidos y una boca que ardía se
apoderaron de su pene. ¿Rosita la pelandusca? Iba
a ponerse las botas, pero prefirió no mirar.
—Atrapados, atrapados —balbuceó Denise,
con voz quejumbrosa, por allí cerca, pero en segui‐
da se puso a gemir de placer.
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