Page 233 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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—¿Qué pasa? —susurró una rubia risueña, sin
dejar de remover los dedos entre los muslos de
Denise, y con la cabeza sobre el pecho de ésta—.
Aquí, todos amigos. Sin rencores. Sin penas.
Poco después del orgasmo, Sean se abandonó
deliciosamente al sueño.
Alguien le pisaba la mano y esto le despertó
pasado un rato. Los juerguistas yacían por todas
partes, y roncaban. Bajo los restos del asado ya no
quedaba ni rescoldo. Levantó la cabeza, pero la de‐
jó caer en seguida, hasta que su cerebro y sus ojos
recobrasen un poco de definición. Prefirió mirar de
reojo. La muchacha que le había pisado se encami‐
naba con pasos inseguros, por entre los cuerpos
tumbados, hacia la escalerilla distante..., o inaccesi‐
blemente lejana, según parecía desde donde él es‐
taba. Al fin empezó a trepar en dirección a la chi‐
menea.
—¡Eh! —la llamó sin saber muy bien por qué.
Su propia voz le retumbó en el cráneo.
Pero, al parecer, le había oído. La gaita ya no
tocaba y estaba todo en silencio. La rubia dejó de
trepar; era la misma que había tonteado con Deni‐
se.
Con cierta dificultad, él logró sentarse en el
suelo y apoyó la espalda contra un banco.
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