Page 242 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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trificado, convertido en la Piedra, que ahora era el
esqueleto firme y el fundamento de sus misteriosas
actividades en el Jardín...
Pero la cara de piedra vigilaba, además, otra
cosa...
Jerónimo señaló hacia el otro lado del charco
de hielo que aprisionaba aquellas barcas rotas
donde echaban raíces la pies de Knossos.
Más allá de la orilla, el terreno subía en pen‐
diente, que desembocaba a su vez en un valle de
tierra roja laterítica. Como ellos estaban en lo alto
podían ver el fondo del valle..., del que salía un
resplandor como el de un homo. La escena del va‐
lle parecía aumentada, como si el aire caliente que
flotaba sobre aquél sirviera de lupa.
Vieron un trono trípode, una sillita de niño con
zancos, sobre la cual estaba encaramado el Rey del
Infierno, azul, con cabeza de pájaro, coronado con
un caldero: el Diablo, en la forma canónica que pin‐
tó el Bosco. Su estatura sería de unos cuatro o cinco
metros, en el supuesto de que se bajase alguna vez
del trono. Pero, ¿acaso podía? Tenía los pies apri‐
sionados en unas ánforas, vinajeras de piedra sóli‐
damente fijadas al travesaño del trono. El Diablo
estaba allí, inmóvil, como un bebé demacrado so‐
bre su orinalito, y vaciaba sus tripas incontinentes
en un agujero que se abría por debajo en el suelo. Y
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