Page 244 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
P. 244

minación...  Desde  lo  que  les  pareció  una  discreta

               distancia, se detuvieron a contemplar al Diablo. Y

               éste  abrió  el  pico  y  dijo  con  voz  chillona  y  llori‐


               queante:

                      —¡Y bien! Tú has pasado por aquí antes, mi es‐

               timado  Jerónimo.  Así  pues,  ¿qué  otra  cosa  puedo


               aprender de vosotros que no sea que la operación

               ha de realizarse muchas veces antes de poder cul‐

               minarla con éxito? ¿Es que he de permanecer aquí


               sentado  para  siempre?  Y  tantos  hombres  y  muje‐

               res... y los animales y los peces que sin duda algu‐


               na les seguirán: ¡Ah! ¡Qué mal me encuentro! ¡Qué

               indigestión!  ¡Alimentadme!  ¡Llenad  mi  barriga  de

               una vez por todas y quedaos conmigo! Si no puedo


               quedarme con las almas que devoro, este no es un

               Infierno  de  verdad.  Si  pudiera  hacerlo,  quizás


               aprendería algo. ¡Ah, pero se me mantiene en la ig‐

               norancia!  De  esta  manera  no  llego  a  saber  quién

               Soy. Y quién Fui. Y quién Seré. ¡Pobre de mí!


                      —¡Pobre  diablo!  —se  compadeció  Jerónimo,

               cauteloso.

                      El Diablo señaló con una de sus garras las fac‐


               ciones petrificadas de Knossos.

                      —Ése es quien me ata aquí, y quien desata mis

               tripas.  ¿Si  pudiéramos  amontonar  algo  sobre  esa


               loma para que yo descansara de verlo? ¿O fundir el

               hielo  que  rodea  sus  barcas,  de  modo  que  se  hun‐

                                                           244
   239   240   241   242   243   244   245   246   247   248   249