Page 33 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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bronceado, pese a la exposición constante a la luz

               solar. Su rostro era ovalado y de expresión ansiosa,

               coronado por un revoltijo de rizos castaños.., mien‐


               tras que el resto del vello que cubría su cuerpo era

               liso y lampiño. En efecto, aquella gente andaba tan

               desprovista de vello corporal como de vestiduras.


               ¿Tal vez se afeitaban con pedazos de sílice y con el

               agua fría de los arroyos?

                      Aunque  la  actitud  del  hombre  era  amistosa,


               había  un  deje  de  melancolía  que  contrastaba  con

               las  alegres  actividades  circundantes.  Hizo  una


               mueca de asombro cuando vio que Sean, Paavo y

               Muthoni  salían  por  la  rampa  de  desembarque.

               Contempló  con  sorpresa  las  negras  facciones  de


               Muthoni  y  luego  hizo  un  gesto  de  asentimiento,

               como si hubiera recordado algo. No podía ignorar


               lo que era una mujer negra, puesto que había una

               dentro de la cáscara de granada.

                      —Hola.  Soy  Jerónimo  —dijo  con  una  inclina‐


               ción de cabeza a modo de reverencia, y titubeó an‐

               tes de tender la mano.

                      ¿Se  habría  conservado  la  costumbre  de  estre‐


               charse las manos allá en la Tierra, de donde proce‐

               dían  aquellos  viajeros?  Sean  tendió  la  mano  y  es‐

               trechó la del otro. Era una mano real, firme y ca‐


               liente.

                      —Jerónimo..., ¿Bosch, por casualidad?

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