Page 338 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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Knossos, muy satisfecho, se alisó la túnica. In‐
dudablemente, aquel día rebosaba de un modesto
amor a sí misino.
—En otras colonias, qué duda cabe de que no
me habría quedado otro remedio que armarme de
paciencia y estudiar los efectos de los biorritmos
extraterrestres. Seguramente mi papel habría co‐
brado una importancia cada vez mayor.., pues, de
lo contrario, la colonia estará kaputt tan pronto
cuino su alienación vaya haciéndose obvia.
«Cualquiera que sea la expedición Exodus, a mí
se me necesita por buenas razones. Por eso tú tam‐
bién estás aquí, gracias a tus conocimientos que,
por cierto, son casi los mismos que los míos: el
ajuste de nuestros patrones arquetípicos heredados
en un marco de referencia no humano, ¿nicht so?
Las corrientes del inconsciente que, si se ven obli‐
gadas a cambiar de cauce, harían del hombre un
ser nuevo y diferente.
—¿Qué quieres decir con eso de que se te nece‐
sita cualquiera que sea la expedición? Ésta es la
única colonia donde casualmente te encuentras.
—Sean Athlone, yo soy parte de un plan. O di‐
gamos mejor, de una estrategia heurística... En
cualquier caso, yo la concebí. Ahora escucha bien.
El administrador o la administradora de cada colo‐
nia nueva está convencido de que la colonia sobre‐
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