Page 14 - Sumerki - Dmitry Glukhovsky
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todos los libros y manuscritos indios que se conservaban en
lugares variados. Que tales expediciones se habían
emprendido en dirección al este, a Chichen‐ltzá, y hacia el
oeste, a Uxmal, y Ekab, y otros lugares. Que fray Diego de
Landa comprobó que no hubiera nadie tras la puerta que
pudiera espiar nuestra conversación, y luego me dijo en voz
baja que nuestra misión conllevaba las mayores
responsabilidades; hombres dignos de toda confianza le
habían confiado rumores de que en parajes lejanos había
indios, aun bautizados, que perseveraban en el culto de sus
antiguos dioses, y de que sus escritos les apartaban de Cristo.
Y que por ello, él, fray Diego de Landa, se resolvió a
sustraerles a los indios todos sus escritos y así mismo sus
ídolos, puesto que por ellos tentaba el demonio a sus almas. Si
no se actuaba de inmediato, podrían los mayas, ahora
dispersos, unirse de nuevo y, negando a Nuestro Señor
Jesucristo, inclinarse una vez más ante sus satánicos dioses; y
entonces deberían enfrentarse los españoles a una nueva
guerra, frente a la cual poca cosa serían las escasas refriegas
que condujeron a la conquista de Yucatán. Que existían
grandes depósitos de manuscritos indios en el noroeste y en el
nordeste, en las ciudades abandonadas de los mayas, pero que
los más importantes se hallaban, según le habían dicho los
hombres fieles de su séquito, a pocas semanas de viaje al
sudoeste de Maní.
Que fray Diego de Landa me mandaba allí, y junto a mí
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