Page 22 - Sumerki - Dmitry Glukhovsky
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D Dm mi it tr ry y   G Gl lu uk kh ho ov vs sk ky y                                                                                                                              S Su um me er rk ki i   ( (C Cr re ep pú ús sc cu ul lo o) )


           encomendado el viaje, le respondí al segundo guía lo mismo

           que al primero, a saber, que fray de Landa no había requerido

           de  mí  que  quemara  manuscritos  ni  estatuas,  sino  que  los


           llevara hasta Maní sin que sufrieran daño alguno, y que no

           sabía con qué fin.


                  Que  al  día  siguiente  hablé  con  mis  compañeros,  los


           señores Vasco de Aguilar y Núñez de Balboa, y me apercibí

           de que nuestros guías indios les habían preguntado lo mismo


           a ellos, si bien ni el uno ni el otro sabían más que yo sobre las

           metas de nuestra expedición; y que yo, obediente a las órdenes

           de  fray  Diego  de  Landa,  y  también  a  la  voz  de  mi  ángel


           custodio, tampoco les informé a ellos sobre mis suposiciones.

           Que  luego  se  vio  que  dichas  suposiciones  tan  sólo  en  parte

           respondían  a  la  realidad,  y  que  dicha  realidad  era


           inimaginable  y  siniestra  en  una  medida  que  yo  no  hubiera

           osado creer...









                  Dejé las páginas y el diccionario a un lado, y miré el

           reloj: las manecillas indicaban la una y media. Tenía la

           garganta seca. Habitualmente, cuando trabajo de noche,


           me tomó el té mucho más temprano, hacia las once. Así,

           me puse en pie y nadé en la penumbra que bañaba el

           piso hasta llegar a la cocina.


                  Me tomo el té nocturno como una especie de ritual.



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