Page 110 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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individuo.


                   El encendedor saltó hacia fuera y el hombre se


            apresuró a sacarlo de su matriz eléctrica. Scott miró


            disimuladamente  cómo  volvía  a  encender  su


            gastado cigarro.


                   El  hombre  poseía  una  abundante  cabellera,


            medio oculta por el fieltro de anchas alas. Rayos de



            luz  iluminaban  su  rostro.  Scott  vio  unas


            enmarañadas  cejas  encima  de  los  oscuros  y


            relucientes ojos. Vio una nariz de aletas hinchadas,


            y  una  boca  de  labios  gruesos.  Era  la  cara  de  un


            muchacho  travieso  sobresaliendo  entre  rollos  de


            grasa. Nubes de humo oscurecieron la cara.


                   —Un muchacho extremadamente simpático, sí,


            señor  —dijo  el  hombre.  No  acertó  a  encontrar  el


            agujero  del  salpicadero  y  el  encendedor  cayó  al



            suelo con un ruido sordo—. ¡Por todos los santos!


            —el  hombre  se  inclinó  hacia  adelante.  El  coche


            describió una pronunciada ése.


                   —Yo  mismo  se  lo  cogeré  —dijo  Scott


            rápidamente—. ¡Cuidado!


                   El hombre enderezó la dirección del vehículo.


            Acarició la cabeza de Scott con una mano sudorosa.



                   —Una  criatura  de  excelentes  virtudes  —


            farfulló—.  Como  siempre  he  dicho…  —hizo  un


            desagradable  ruido  con  la  garganta,  bajó  la


            ventanilla y escupió al viento. Se olvidó de lo que






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