Page 119 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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El ruido, que parecía surgir encima de su cabeza,


            aumentó de frecuencia. ¡Pam—pam—pam! Contuvo


            el aliento. ¿Qué diablos podía ser…?


                   Haciendo  una  mueca  ante  aquel  ruido


            atronador, volvió a sacar las piernas por el lado de


            la cama y las sumergió en el agua templada. Se puso


            rápidamente en pie, con las manos pegadas a los



            oídos. ¡Pam, pam, pam! Era como estar dentro de un


            tambor. Jadeando, buscó el borde de la tapa de la


            caja. Resbaló sobre la superficie mojada y lanzó un


            grito  cuando  su  rodilla  derecha  chocó  con  el


            cemento.  Se  levantó  con  un  gemido  y  resbaló


            nuevamente.


                   —¡Maldita sea! —gritó.


                   Apenas  pudo  oír  su  voz;  el  ruido  era


            ensordecedor.  Afirmó  frenéticamente  los  pies  y,



            alzando los brazos, levantó el borde de la tapa y se


            escurrió por debajo de ella.


                   Volvió a resbalar y cayó sobre un codo. El dolor


            subió por su brazo. Se dispuso a levantarse. Una


            gota de agua se estrelló en su espalda, haciéndole


            caer de nuevo. Se retorció como un pez, y vio que el


            calentador tenía un escape.



                   —¡Oh, Dios mío! —murmuró, sintiendo un gran


            dolor en la rodilla y el codo.


                   Se  levantó, contemplando  cómo  rebotaban las


            gotas sobre la tapa de la caja y el cemento. El agua






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