Page 136 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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cerrada. Cuando ahora pensaba en la facilidad con
que entonces había subido aquellos escalones, se
ponía enfermo. Era muy cruel que ahora, cuando la
puerta estaba finalmente abierta, los escalones
fueran ya no muros para él, sino acantilados.
La primera piedra que trató de mover pesaba
tanto que no pudo desplazarla ni un milímetro.
Escudriñó la desigual superficie de la colina en
busca de piedras más pequeñas, deteniendo
momentáneamente la inquieta mirada en diversas
de las oscuras y cavernosas aberturas formadas por
las rocas amontonadas. ¿Y si la araña estaba
escondida en una de ellas? Mientras el corazón le
latía lenta y pesadamente, dio la vuelta a la
truncada colina hasta encontrar una piedra llana
que podría mover.
La empujó por el suelo con agonizante lentitud,
hasta que finalmente consiguió adosarla al escalón.
Se enderezó y retrocedió unos pasos. La piedra era
poco más alta que sus rodillas. Necesitaría otra.
Regresó junto a la colina de rocas y continuó
buscando hasta encontrar una piedra similar y un
fragmento de corteza. Añadiéndolas a la primera
piedra, estas dos piezas lograrían la altura
requerida. Por otro lado, en la corteza había una
ranura en la que quizá pudiera introducir el
extremo de la paja.
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