Page 138 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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que iba a hacer cuando estuviera en el patio. Si
hacía tanto frío, ¿no moriría helado? Desechó la
idea rápidamente.
Deslizó la corteza por encima de las dos piedras,
y se apoyó en la estructura, mirándola.
No, ahora que estaban juntas, se daba cuenta de
que el extremo de la paja era demasiado grueso
para entrar en la ranura de la corteza. Exhaló un
suspiro a través de los dientes apretados.
Problemas, problemas. Otra mirada ansiosa hacia el
gigante. ¿Cómo iba a saber cuánto tiempo le
quedaba? ¿Y si lograba subir dos escalones y el
gigante terminaba y se iba? Si no sucumbía
aplastado bajo los monstruosos zapatos, se
encontraría, como mínimo, desamparado en el alto
y oscuro escalón, incapaz de ver lo suficiente para
volver a bajar.
Pero no iba a pensar en eso. Aquello era el final,
el término de todo. Salía ahora o… No, no había un
«o». No dejaría que lo hubiera.
Cogiendo un minúsculo fragmento de roca,
trepó a la superficie de su plataforma y rascó la
ranura, arrancando correosas fibras hasta que el
orificio fue bastante ancho para dar cabida al
extremo de la paja. Tiró al suelo el fragmento de
roca y, levantando el borde de su túnica, se enjugó
el sudoroso rostro.
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