Page 351 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
P. 351

principal y la repentina corriente de aire empezó a


            cerrar la puerta trasera, arrastrando a Scott con ella.


            Al cabo de un instante, la puerta estaba cerrada y él


            se encontraba rodeado de nieve.


                   Poniéndose trabajosamente en pie, con la ropa


            cubierta  de  nieve,  Scott  se  acercó  a  la  puerta  y


            descargó los puños en ella.



                   —¡Beth!


                   El gemido del viento le impidió oír su propio


            grito. Fríos copos de nieve se abatían sobre él como


            nubes fantasmales. Un enorme montón de ella se


            desplomó del tejado, cayó a su lado y le salpicó con


            sus heladas agujas.


                   —¡Oh,  Dios  mío!  —murmuró.  Empezó  a  dar


            frenéticos  puntapiés  contra  la  puerta—.  ¡Beth!  —


            aulló—. ¡Beth, déjame entrar!



                   Siguió dando golpes con las manos hasta que le


            dolieron los puños, y no cesó en sus puntapiés hasta


            que  tuvo  los  pies  entumecidos,  pero  la  puerta


            continuó cerrada.


                   —¡Oh, Dios mío!


                   El horror de su situación le asaltó de repente. Se


            volvió  y  contempló  temerosamente  el  patio



            cubierto de nieve. Todo estaba blanco. El suelo era


            un  lívido  desierto  nevado  y  el  viento  levantaba


            grandes  nubes  de  ella  sobre  las  altas  dunas.  Los


            árboles  eran  vastas  columnas  albinas  rematadas






                                                                                                          351
   346   347   348   349   350   351   352   353   354   355   356