Page 354 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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el vacío.


                   Un  metro  y  medio  más  abajo,  su  cuerpo  se


            hundió en un montón de nieve como un. Cuchillo


            que se clava en un helado. Numerosos cristales de


            escarcha cubrieron su rostro y bajaron por su cuello.


            Se incorporó, escupiendo, y volvió a caer con las


            piernas  hundidas  en  la  nieve.  Permaneció  un



            momento  inmóvil,  aturdido,  mientras  los  copos


            seguían cayendo sobre su cabeza.


                   Entonces  el  frío  empezó  a  adueñarse  de  sus


            extremidades y se levantó. Tenía que mantenerse


            en continuo movimiento.


                   No podía correr. Todo lo que logró fue dar unos


            pasos vacilantes e inseguros, inclinando el cuerpo


            hacia delante cuando las piernas se le hundían en la


            nieve. Mientras avanzaba a saltos por el patio, el



            viento arremolinaba su cabello y azotaba su ropa,


            atravesando  la  tela  como  una  helada  cuchilla.  Ya


            tenía las manos y los pies completamente ateridos.


                   Al fin llegó a la esquina de la casa. A lo lejos, el


            enorme Ford estaba cubierto de nieve. Un gemido


            se escapó de su garganta. ¡Parecía tan lejano! Inhaló


            una bocanada de aire helado y siguió adelante. «Lo



            conseguiré», se dijo. «Lo conseguiré».


                   Un objeto rasgó el cielo con la velocidad de un


            cohete.


                   Durante un momento sólo hubo viento, frío y






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