Page 352 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
P. 352
por esqueléticas ramas blancas. La valla era una
leprosa barricada, a la que el viento desposeía de la
nieve dejando al descubierto las púas de debajo.
La realidad se le apareció crudamente: si
permanecía largo rato en aquel lugar, moriría de
frío. Ya había perdido la sensibilidad en los pies, los
dedos de las manos le dolían insoportablemente y
todo su cuerpo estaba sacudido por los escalofríos.
La indecisión se adueñó de él. ¿Debía quedarse
allí y tratar de introducirse en la casa, o era mejor
abandonar el porche y buscar refugio de la nieve y
el viento? El instinto le empujaba hacia la casa; la
seguridad estaba al otro lado de la puerta blanca.
Sin embargo, la inteligencia le decía que
permanecer allí era arriesgar la vida. No obstante,
¿adonde podía ir? Las ventanas del sótano estaban
cerradas por dentro, y las puertas eran demasiado
sólidas y pesadas para que él pudiera levantarlas.
Además, no haría mucho menos frío debajo del
porche.
¡El porche delantero! Si lograra, de alguna
manera, encaramarse a la balaustrada del porche
delantero, quizá pudiera llamar al timbre. Así
podría entrar.
Siguió vacilando. La nieve parecía muy
profunda y amenazadora. ¿Y si era arrastrado por
una ráfaga? ¿Y si el frío le atenazaba de tal modo
352

