Page 358 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
P. 358

16








                   Oyó el distante estrépito de la bomba del agua.


            Se  habían  olvidado  de  desconectarla.  La  idea  se


            introdujo  como  un  chorro  de  agua  fría  entre  las


            fisuras de su cerebro. Siguió mirando al vacío, con



            ojos que nada veían y rostro inexpresivo. La bomba


            dejó de funcionar y el silencio volvió a adueñarse


            del sótano. «Se han ido», pensó. «La casa está vacía.


            Me he quedado solo».


                   Movió perezosamente la lengua. Solo. Movió los


            labios.  La  palabra  empezó  y  terminó  en  su


            garganta.


                   Se retorció ligeramente y sintió una punzada en


            la nuca. Solo. Cerró el puño derecho, y lo dejó caer



            con desesperación sobre el cemento. Solo. Después


            de  todo.  Después  de  todos  sus  esfuerzos,  estaba


            solo en el sótano.


                   Finalmente                  se       levantó,             pero           volvió           a


            desplomarse en seguida a causa del terrible dolor


            que  sentía  en  la  nuca.  Sin  tratar  de  volver  a


            moverse,  alzó  una  mano  y  se  tocó  la  cabeza.



            Resiguió con el dedo los bordes de la frágil celosía


            que había formado la sangre seca; la yema del dedo


            ascendió y descendió siguiendo la parábola de la


            magulladura.  Hizo  presión  sobre  ella.  Lanzó  un






                                                                                                          358
   353   354   355   356   357   358   359   360   361   362   363