Page 358 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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Oyó el distante estrépito de la bomba del agua.
Se habían olvidado de desconectarla. La idea se
introdujo como un chorro de agua fría entre las
fisuras de su cerebro. Siguió mirando al vacío, con
ojos que nada veían y rostro inexpresivo. La bomba
dejó de funcionar y el silencio volvió a adueñarse
del sótano. «Se han ido», pensó. «La casa está vacía.
Me he quedado solo».
Movió perezosamente la lengua. Solo. Movió los
labios. La palabra empezó y terminó en su
garganta.
Se retorció ligeramente y sintió una punzada en
la nuca. Solo. Cerró el puño derecho, y lo dejó caer
con desesperación sobre el cemento. Solo. Después
de todo. Después de todos sus esfuerzos, estaba
solo en el sótano.
Finalmente se levantó, pero volvió a
desplomarse en seguida a causa del terrible dolor
que sentía en la nuca. Sin tratar de volver a
moverse, alzó una mano y se tocó la cabeza.
Resiguió con el dedo los bordes de la frágil celosía
que había formado la sangre seca; la yema del dedo
ascendió y descendió siguiendo la parábola de la
magulladura. Hizo presión sobre ella. Lanzó un
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