Page 364 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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Con un gemido, se arrastró hasta el borde de la
esponja y bajó de un salto, haciendo caso omiso de
la rodilla y la cabeza. Echó a correr hacia el
precipicio y se detuvo. ¿Y la comida y el agua? No
debía preocuparse; no necesitaría nada. No tardaría
tanto. Echó a correr nuevamente hacia el poste.
Antes de llegar a la red, entró en la manguera
sin dejar de correr y bebió un poco de agua.
Después, una vez en el exterior, empezó a trepar
por el borde metálico de la red, dejando atrás las
gruesas cuerdas. Siguió trepando hasta llegar al
poste, y entonces se encaramó a su ancha y curvada
superficie.
Fue mejor de lo que se había imaginado. El
poste era tan ancho y estaba apoyado en la pared
formando un ángulo tan bajo, que no tuvo que
trepar a él con las manos abajo para guardar el
equilibrio. Fue subiendo casi erguido por la larga y
gradual pendiente. Con un grito de excitación,
inició el camino de subida hacia el precipicio.
¿Era posible, se preguntó mientras corría, que
todo hubiese terminado definitivamente? ¿Era
posible que su supervivencia se debiera a un fin
concreto? Resultaba difícil de creer y, sin embargo,
aún resultaba más difícil de no creer. Todas las
coincidencias que habían contribuido a que él
siguiese con vida parecían estar más allá de todos
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