Page 46 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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Marty…
Había puesto la mesa tan impecablemente como
de costumbre: cada plato y taza en su lugar
adecuado, cada pastelillo y bizcocho arreglado
simétricamente. Se sentó junto a ella, sintiéndose
mareado; el café le abrasó la garganta y los
pastelillos le parecieron insípidos.
Finalmente, cuando era demasiado tarde, ella
había hablado de la cuestión. «Aquello», dijo, «por
lo que estás siguiendo un tratamiento».
Él sabía exactamente lo que ella quería oír, y
mencionó el Centro y las pruebas. El alivio hizo
desaparecer las arrugas de preocupación que
surcaban la piel rosada de su cara. «Magnífico», dijo
ella; «magnífico». Los médicos le curarían. Los
médicos lo sabían todo en aquellos días; todo.
Y no hubo nada más.
Mientras se dirigía a su casa se sintió asqueado,
porque entre todas las reacciones que ella podía
haber experimentado ante su desgracia, había
mostrado la que él menos se imaginaba.
Después, cuando llegó a su casa, Louise le
acorraló en la cocina, insistiéndole para que
volviera al Centro y se dejara hacer todas las
pruebas. Ella trabajaría, enviarían a Beth a una
guardería. Todo saldría bien. Al principio su voz
era firme, obstinada; después se interrumpió, y
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