Page 49 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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tiraré  —pensó—.  Me  dejaré  caer  al  suelo.  Esto  es


            demasiado.


                   Volvió a abrir los ojos, mientras los pequeños


            huesos  de  sus  mejillas  se  movían  cada  vez  que


            apretaba  con  fuerza  los  dientes.  No  iba  a  dejarse


            caer a ningún sitio. Si se caía, sería al saltar hacia el


            borde  de  la  mesa.  No  iba  a  caerse  por  su  propia



            voluntad bajo ninguna circunstancia.


                   Se arrastró por el larguero horizontal, que corría


            a  lo  largo  de  la  superficie  de  la  mesa,  buscando.


            Tenía que haber un medio. Tenía que haberlo.


                   Al doblar la esquina del larguero, lo vio.


                   Debajo del borde de la mesa había una tira de


            madera  de  un  grosor  aproximado  al  doble  de  su


            brazo. Estaba unida a la mesa con clavos algo más


            pequeños que él mismo.



                   Dos  de  ellos  se  habían  desclavado,  y  en  este


            punto la tira se combaba cerca de seis milímetros


            por debajo del borde de la mesa. Seis milímetros…,


            casi noventa centímetros para él. Si lograba saltar a


            ese hueco, podría asirse a la tira y dispondría de


            una oportunidad para encaramarse a la superficie


            de la mesa.



                   Permaneció                             inmóvil,                        respirando


            profundamente, y contemplando la tira abombada


            y el espacio que tenía que saltar. Era por lo menos


            un metro veinte para él. Un metro veinte de espacio






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