Page 54 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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                   Al cabo de un rato se levantó con inseguridad,


            y miró a su alrededor.


                   La superficie de la mesa estaba llena de macizas


            latas de pintura, botellas y jarras. Scott paseó entre



            sus gigantescas formas, pisó el borde dentado de


            una sierra y volvió rápidamente a la superficie de


            la mesa.


                   Pintura naranja. Pasó junto a la lata y su cabeza


            rozó  el  borde  inferior  del  rótulo.  Recordó  haber


            pintado las sillas durante una de las muchas horas


            que  estuvo  en  el  sótano  antes  de  su  última  e


            irrevocable caída ocasionada por la nieve.


                   Con la cabeza hacia atrás, vio el mango de un



            cepillo  manchado  de  naranja  saliendo  de  una


            enorme  jarra.  Un  día  —no  tan  lejano—  había


            sostenido aquel mango entre los dedos. Ahora tenía


            una longitud diez veces superior a la suya; era un


            enorme palo, de extremo afilado y brillante madera


            amarilla.


                   Se oyó un fuerte crujido, y el estentóreo rugido



            de la estufa llenó nuevamente el aire. Los latidos de


            su  corazón  se  aceleraron  y  después  volvieron  a


            normalizarse. No, no se acostumbraría nunca a su


            atronador  y  repentino  carácter.  Bueno,  de  todos






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