Page 110 - La Penúltima Verdad - Philip K. Dick
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La penúltima verdad Philip K. Dick 110
‐Me gustaría ver tu discurso ahora ‐dijo Lantano‐.
Teniendo en cuenta que tú has estudiado el mío a fondo...
porque ya sé, Adams, que lo has estudiado a fondo.
Y dirigió una mirada penetrante hacia la cartera que
Adams tenía en la mano.
Pero éste negó con la cabeza. No podía enseñarle su
discurso, después de aquella enérgica declaración que
acababa de oír de labios del simulacro.
El texto preparado por David Lantano, que el Protector
simulado había recitado de una manera tan efectista,
versaba sobre la penuria de primeras materias. Tocaba el
meollo mismo del principal problema que agobiaba a los
habitantes de los tanques... al menos, por lo que se
desprendía de leer los informes que los comisarios
políticos enviaban al Gobierno de Estes Park, informes
que luego eran distribuidos a todos los hombres de Yance
y especialmente a los redactores de discursos. Era la única
información que tenían sobre las reacciones del público
que escuchaba sus textos.
Sería interesante conocer los informes de los comisarios
políticos acerca de las reacciones que iba a provocar el
discurso escrito por Lantano. Aún tendría que pasar un
mes como mínimo, pero Adams tomó buena nota de ello,
así como del código que designaba oficialmente al
discurso. Se prometió estar atento a los informes que
llegasen de todos los hormigueros humanos del planeta...
Al menos, los del bloque occidental; posiblemente, si la
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