Page 263 - La Penúltima Verdad - Philip K. Dick
P. 263

La penúltima verdad                           Philip K. Dick   263


              Algo pasó lentamente por el cielo, a gran altura y de

           oeste a este.


              ‐Un  satélite  artificial ‐dijo  Nicholas  con  excitación‐.

           Santo Dios, llevaba años sin ver ninguno.

              ‐Es  un  satélite‐espía ‐precisó  Lantano‐,  que  está


           tomando fotografías; ha reingresado en la atmósfera para

           obtener  una  imagen  más  clara.  Me  pregunto  por  qué.

           ¿Qué hay aquí que pueda interesar a nadie? ¿Lo habrán


           contratado  unos  propietarios  rurales?  ¿Personas  a

           quienes  les  gustaría  verme  muerto?  ¿Tengo  aspecto  de

           muerto,  Nick? ‐y  se  detuvo‐.  Contéstame.  ¿Estoy  aquí,


           Nick, o estoy muerto? ¿Tú qué opinas? ¿Es la carne lo que

           se aferra?...


              Guardó silencio, se volvió y reanudó su marcha.

              Pese a la fatiga de cuatro horas de caminata desde el

           túnel  hasta  Cheyenne,  Nicholas  consiguió  no  quedarse


           rezagado.  Sin  embargo,  mientras  le  seguía  renqueando

           confiaba en que la villa no estuviese demasiado lejos.


              ‐¿Nunca  has  visto  una  mansión  señorial,  verdad? ‐le

           preguntó Lantano.

              ‐Ni siquiera he visto una simple mansión, señorial o no


           ‐repuso Nicholas.

              ‐Entonces, te llevaré con el volador a visitar algunas de

           ellas ‐dijo Lantano‐. Te gustará la vista desde el aire; te


           parecerá  que  es  un  parque...  no  verás  ni  carreteras  ni

           ciudades. Es un hermoso paisaje, aunque por desgracia







                                                                                                             263
   258   259   260   261   262   263   264   265   266   267   268