Page 266 - La Penúltima Verdad - Philip K. Dick
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La penúltima verdad Philip K. Dick 266
acerca del hombre de Yance David Lantano‐. ¡Qué
interesante! Resulta que Lantano vivía en un tanque. Un
buen día salió de entre las ruinas de San Francisco para
pedir asilo en uno de los apartamentos de Runcible. Fue
enviado al Instituto Psiquiátrico Waffen de Berlín para la
inspección de rutina. Frau Morgen descubrió que era un
superdotado y recomendó que lo admitieran en la
Agencia para un período de prueba. Empezó a escribir
discursos y no ha dejado de hacerlo hasta ahora. Dice que
sus discursos son extraordinariamente buenos.
‐El hombre que acabamos de ver en la pantalla ‐dijo
Webster Foote‐ es él; lo que pasa es que la radiación lo
está matando. Su impaciencia por tener una mansión le
costará la vida, y con él la Agencia perderá a uno de sus
mejores redactores.
‐Tiene mujer y dos hijos. Eso significa que no es estéril.
Los cuatro salieron juntos de las ruinas de San Francisco.
Conmovedor, ese retrato de familia.
‐Probablemente le seguirán todos a la tumba antes de
que termine el año. Pon en marcha el proyector,
muchacho.
El solícito Cencio conectó de nuevo el animador. El
cansado fugitivo del tanque seguía cerrando la marcha.
Los dos hombres desaparecieron unos momentos entre
las ruinas de un gran edificio semiderruido; luego
volvieron a salir a la luz del día, seguidos por la hilera de
robots.
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