Page 267 - La Penúltima Verdad - Philip K. Dick
P. 267

La penúltima verdad                           Philip K. Dick   267


              De pronto Webster Foote exclamó, inclinándose hacia

           delante:


              ‐¡Santo cielo! Para el proyector.

              Cencio  detuvo  de  nuevo  la  acción  de  la  escena;  las

           figuras quedaron inmovilizadas.


              ‐¿No puedes conseguir un aumento mayor de Lantano,

           sólo de él? ‐le preguntó Foote.

              Cencio maniobró con gran destreza el juego de lentes de


           aumento,  ajustando  el  enfoque  general  y  luego  el  de

           precisión. El primero de los dos seres humanos, el de tez

           más  morena,  creció  en  tamaño  hasta  ocupar  toda  la


           pantalla. Lo que se vio era un joven lozano y vigoroso.

              Cencio  y  Webster  Foote  lo  contemplaron  en  silencio,


           desconcertados y nerviosos.

              ‐Bueno, muchacho ‐dijo por último Foote‐. Después de

           esto, la teoría de los daños causados por la radiación se


           va a paseo.

              ‐El que estamos viendo debe ser su aspecto normal, el


           que corresponde a su edad cronológica.

              Foote observó, pensativo:

              ‐En los Archivos de Armas Avanzadas de la Agencia de


           Nueva York hay una máquina para viajar por el tiempo

           que fue modificada hasta convertirla en un dispositivo

           para  depositar  objetos  en  el  pasado.  Sólo  Brose  tiene


           acceso  a  ella.  Lo  que  ahora  estamos  viendo  permite

           suponer que Lantano ha conseguido disponer del arma

           original,  o  bien  de  la  adaptación  que  hizo  la  Agencia.




                                                                                                             267
   262   263   264   265   266   267   268   269   270   271   272